🌳 El desafío de la esperanza
Te has puesto a pensar en el poco control que tienes sobre los sucesos que impactan en tu día a día. Dependemos de un delicado equilibrio lleno de probabilidades que podría volvernos locos si no lo gestionamos adecuadamente.
📋 Contenido
- La vital novedad
- Un antídoto para lo incontrolable
- El desafío
- En busca de la esperanza
- Sembradores
- Reflexiones finales
🌟 La vital novedad
El ser humano es una fuente constante de novedad. Estar vivo, por definición, implica movimiento y evolución, mientras que la falta de cambio es característica de lo inanimado. Tu corazón late sin parar desde que te lo entregan en la sexta semana de gestación, tu cabello crece sutilmente sin que siquiera lo notes, tu sistema nervioso segrega silenciosamente una calibrada cantidad de neurotransmisores que afectan desde nuestro ciclo circadiano hasta nuestros estados de ánimo. La sangre fluye decidida, el oxígeno traspasa las barreras para encontrar su paso a cada célula de tu cuerpo, los músculos se coordinan regalándonos movimientos que desafían a cualquier algoritmo artificial que quisiera imitarlos. Los huesos se destruyen y construyen permanentemente y entonces podemos mirar al futuro de frente, con la cabeza erguida y los hombros hacia atrás, casi como si estuviéramos diseñados para el desafío, para algo más.
Así transcurren los instantes y en nuestro interior se procesan las experiencias de vida que impactan en nuestra alma y no nos dejan indiferentes. Cada momento vivido nos transforma. Alegrías y tristezas, triunfos y tropiezos, orgullo y decepciones, amor y traición, cinceles y punzones que van tomando nuestra desgarbada existencia y la van tallando para darnos la forma que permitamos modelar. Es curioso como esas casualidades (o causalidades quizás…) nos van transformando en la medida que inconscientemente le damos significado y lo convertimos en recuerdos, y ojalá lecciones aprendidas.
Consideremos ahora la dimensión temporal. Vivimos inmersos en un río de minutos del que sólo poseemos la gota del momento presente. El pasado fluyó concediéndonos recuerdos y personas que dejaron su huella. Historias y novelas reflejan la añoranza y paradojas de soñar con dominar el tiempo que, salvo esbozos de ecuaciones de física teórica, no llegan más que a ser suspiros poéticos. Solo gozamos de una libertad consciente en el momento presente, un don propio de nuestra naturaleza humana. Es un don fascinante que nos permite ser personas con mayúscula, aunque el vértigo de esta libertad tiene el mismo efecto que la adrenalina: algunos la disfrutan casi al punto de la adicción mientras que a otros paraliza, como quien se asoma del avión antes de saltar en paracaídas.
💊 Un antídoto para lo incontrolable
Construimos ciudades a nuestra medida, escalones que nos brindan la capacidad de subir, solamente porque fueron diseñados para nosotros. Un techo cercano, barandas seguras, cierto orden cívico y ofertas tentadoras por doquier que nos hacen sentir que tenemos control. La capacidad de tomar decisiones nos brinda una regocijante sensación de poder. Quien tiene poder “puede hacer”, y eso nos encanta.
Pero basta con alejarte un poco de la civilización y pararse ante una imponente cumbre, enfrentarse a una corriente caudalosa o contemplar la inmensidad de un desierto, para darnos cuenta de nuestra incapacidad y falta de control. Poseemos poco control sobre la mayoría de los procesos de nuestro organismo, las experiencias que vivimos, las oportunidades que tenemos y mucho menos sobre el paso del tiempo.
Somos parte de una frágil y cambiante realidad que llamamos vida. Suceden muchas cosas en simultáneo y sucesivas que te permiten estar donde estás ahora, y cualquiera de ellas podría salir mal. Deberíamos estar paralizados de pánico y a veces queremos combatir esa fragilidad y falta de control, llenándonos seguridades: dinero, contactos, tierras, poder, salud. ¿Qué son los seguros después de todo, sino un remedio a la inseguridad? En ocasiones, nos desvivimos tanto por ese control ante la inseguridad irremediable que perdemos en el camino lo que en el fondo buscábamos, nuestra paz interior.
Y es que nunca podremos tener el control. ¡Nunca! Es casi una poderosa llamada universal a la humildad. Y ante este el caos de descontrolada y armónica novedad vital, solo hay una sana salida para conservar paz en el momento presente: la esperanza.
🏋️♂️ El desafío
Es muy humano pensar que las cosas van a salir bien y, sin embargo, en un razonamiento frío, el futuro se manifiesta tremendamente incierto. Sabemos muy poco de él ya que, a nivel universal, carecemos casi absolutamente de control. Y aún así, nos animamos a soñar con un futuro mejor. Es una de las facetas que más me gustan de ser humano.
Podríamos pensar la esperanza como una creencia personal que supone que el futuro será bueno, pero es mucho más que eso. La esperanza es inspiración, el secreto para superar las adversidades, el desafío de un nuevo equilibro, la sonrisa que se esboza en el rostro del que progresa, un latido vital, una luz al final del túnel, la razón y causa de cambios, una fuerza transformadora a nivel individual y social, el germen de todo proyecto. Percibimos el caos pero estamos diseñados para la esperanza.
Y no se trata de una elección, un opcional en nuestra existencia. La esperanza define gran parte de nuestro actuar, nuestras metas, objetivos, sueños e ilusiones. Qué vas a hacer mañana depende de tu esperanza, sino ¿para qué regar una maceta sin planta? De hecho, la falta de esperanza puede ser patológica. La "impotencia aprendida" o la "desesperación conductual", son estados que pueden vincularse directamente con la depresión.
Entonces, a no tomar este tema a la ligera. Que el estruendo del conflicto no te impida oír el canto de la esperanza.
🌈 En busca de la esperanza
Como siempre, trataré de traducir estas ideas a acciones concretas que podamos aplicar en nuestra vida. Considero estos temas como termómetros y palancas, para estar atentos y actuar en caso de que alguno se salga de control.
- Vigila tus pensamientos: Lo que hacemos y decimos viene de pensamientos, a veces incluso inconcientes, que nos cuentan la historia de nuestra interpretación de la vida. Vigila tus pensamientos porque nunca tendrás paz y esperanza con pensamientos negativos revoloteando todo el día en tu cabeza. Identifica cuáles son y de dónde surgen esos pensamientos. Quizás, convenga alejar a ciertas amistades tóxicas por un tiempo o simplemente tamizar sus opiniones.
- Has llegado hasta aquí: Si estás leyendo esto, has sobrevivido en esta tierra algunos años. Has llegado hasta aquí, tienes muchas aptitudes y habilidades y, lo mas importante, capacidad para adquirirlas. Sino, evidentemente, estarías muerto y no leyendo este artículo. Si has caminado hasta aquí, ya sabes caminar; puedes seguir caminando y aprendiendo.
- Otros han podido: Una idea dominante que surgió en mi cabeza cada vez que algún estudiante decía “esta materia es dificilísima, es imposible aprobar” es “si otros han podido, ¿por qué yo no?”. Quizás no seamos Steve Jobs o Ellon Musk, pero si otros han podido sortear este obstáculo, ¿por qué no lo haría yo? Y así con los distintos desafíos de la vida. Por supuesto que podemos fracasar en el intento, pero no es imposible, otros lo han logrado.
- Construir un futuro mejor: Esa especie de karma se aplica particularmente en este tema. Al intentar hacer cosas buenas, probablemente logres muchas de ellas. Harás el bien, la gente te querrá, se sentirás querido y te motivarás a seguir haciendo cosas buenas. Se crea así un círculo virtuoso: tengo esperanza porque trabajo en ello y trabajo en ello porque veo avances y tengo esperanza. Busca hacer el bien desinteresadamente y serás mas feliz y esperanzado.
- Ten un propósito: Muchas veces, la falta de esperanza se manifiesta en la dificultad de muchos de encontrar el sentido de la vida. Es una de las preguntas filosóficas más profundas que se ha hecho el hombre y su respuesta se va esclareciendo durante toda la vida. No esperes a tener todo resuelto; elige un propósito noble, algo por lo que valga la pena luchar y toma responsabilidad de ello. Ese hecho te hará trabajar más, mejor y feliz.
- Sé paciente: A veces, la desesperanza viene porque el fruto no apareció en la planta que sembramos ayer. Somos la generación de la inmediatez, del “on-demand”, y muchas cosas, en especial los procesos de madurez interior, llevan tiempo. Sé paciente, Roma no se construyó en un día.
- Busca ayuda: La familia y los amigos son clave para la vida. Son esas personas que sabemos que podemos contar, que estarán allí para ayudarnos, sin importar lo que suceda. No temas ser inoportuno o molesto; no caigas en esas falsas excusas que te encierran para no hablar. Animate a hablar, busca ayuda, recuerda que dos de los grandes enemigos de la esperanza son el individualismo y la soledad. Junto a la gente que quieres, las alegrías se multiplican y las penas se dividen.
- Lo divino: Quienes creemos en Dios tenemos un “bonus track”. Aplicando la lógica básica, si ese Ser eterno nos eligió para existir, es porque algo valemos y tenemos una razón de ser aquí en la tierra. Si además, tienes la suerte de encontrar en tu religión un Dios que te ama y es todo poderoso, no hay forma de no tener esperanza. “Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?…” (Mt 5,25-26). Por supuesto, una cosa es entenderlo y otra vivirlo.
Estas son sólo algunas ideas que podrían ayudar a analizarte y desarrollar la esperanza. No seamos incrédulos, la necesitamos. El control no nos dará paz, más bien una sensación de ella hasta que algo voltee tu castillo de naipes. Apuesta por la esperanza, deléitate en el paseo.
🌱 Sembradores
El momento actual es desafiante; los cambios son muy rápidos, las fronteras se desdibujan y la tecnología avanza más rápido de lo que podemos analizar su impacto en la dimensión personal y social. Estamos más comunicados que nunca y, al mismo tiempo, nunca nos habíamos sentido tan solos. Se han perdido muchas conversaciones profundas mientras crecen los posteos con filtros en redes sociales. El mundo nunca estuvo tan polarizado; en una humanidad “avanzada” de hoy no podemos discutir ideas diferentes porque presupone ataques y prejuicios hacia la otra parte. Parece que hay que pensar cada palabra porque alguien podría ofenderse.
Es cierto que hemos avanzado mucho y tenemos comodidades impensadas hace 50 años. Sin embargo, nunca había sido tan alto el consumo de psicofármacos, consultas a psicólogos y la venta de libros de autoayuda. Citando a Viktor Frankl, es el hombre en busca del sentido, y en un mundo relativista, es difícil encontrar tierra firme por donde caminar.
Es importante saber que estamos todos en el mismo barco, y la forma de salir adelante es juntos. Por eso, si tienes la suerte de estar en un período donde tus asuntos personales están en cierto orden y te queda un resto, quizás podrías ayudar a los demás a llevar la vida. Comparte una visión positiva, siembra esperanza. No como quién repite inconscientemente “todo va a salir bien”, sino como quien ha trabajado este tema y transmite los frutos de paz y la alegría desde lo profundo de su ser. Ese ejemplo puede cambiar vidas. Esa sonrisa puede mejorar un día gris. Desconocemos la proyección escatológica que puede generar un simple gesto de bondad, pero te aseguro que te sorprenderías. Animémonos a ser en este mundo sembradores de esperanza.
🤔 Reflexiones finales
Que la humanidad se levante de la cama cada día y enfrente la vida es el silencioso grito de victoria de la esperanza. No tengas miedo, no sufras de más. La vida es esa ola que avanza imponente y arrogante. Quizás sea más fácil asumir la falta de control, disfrutarla y, en lugar de enfrentarte a ella, usar su fuerza para avanzar sonriente como el surfista. Ojalá aprendamos a ser surfistas de la vida y de verdad disfrutarla.
🏁 Resumen
Muchas veces estamos ante la incesante búsqueda de control en un mundo inherentemente incontrolable. Esta inseguridad e incertidumbre puede quitarnos la paz, y la mejor manera de conservarla es cultivando la virtud de la esperanza.
Los frutos de una sana esperanza son la paz y la alegría, elementos inestables y escasos en la sociedad actual. Animémonos a vivir con esperanza y a ser sembradores de paz y alegría.